Se sentó en la butaca que había en la habitación, era antigua y estaba descuidada pero seguía ofreciendo un buen servicio y mientras recobraba el aliento se observaba a si misma en el espejo. Su miraba dejaba intuir que había vivido tiempos mejores. Su belleza, ya otoñal, le hacía rememorar los días en los que la decadencía de la edad no había hecho mella en su encanto.
Era la misma imagen que llevaba viendo, durante los últimos años, reflejada cada día en el espejo. Sin embargo, hoy algo era diferente, la timida sonrisa que le devolvió su rostro en el espejo, sólo dejaba entrever la satisfacción del deber cumplido. A sus pies yacía, ya sin vida, sobre un enorme charco de sangre, el verdugo de su alma.
Después de tanto tiempo sabía que ya podría descansar. Tomó el revolver en sus manos, lo llevo a la sien y aprovecho sus últimos momentos para paladear la amarga dulzura de la venganza.
"Los tiempos felices en la humanidad son las páginas vacías de la historia." (Leopold Von Ranke)
Salu3
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