viernes, enero 07, 2005

Abrazos

El embrujo de la luna le dejó petrificado una noche más. Cuando llegó el amanecer no pudo evitar llorar, la magía desaparecía al despuntar el sol. Descubrió que amaba a la Luna y adoraba a las estrellas. Cuanto más añoraba la noche, más largo le parecía el día e intentando olvidar el tiempo se dedicaba a escribir historias de amor entre una rosa y un jardinero. No se daba cuenta de que era su propia historia solo que la luna era una flor y el jardinero en lugar de cavar se dedicaba a soñar. Cuando comenzaba el atardecer salía a pasear recorriendo los caminos que le llevaban al jardín donde la Luna le solía saludar. Las rosas le observaban al llegar y su curiosidad era tal, que le rodeaban hasta que sus espinos acariciaban su piel.
El tiempo pasó y cada anochecer el estaba esperando a la luna en el jardin mientras las rosas le rodeaban en su abrazo. Un noche se convirtió en la última, mientras se acercaba al lugar donde saludaba a luna todas las noches se despedía lentamente de las rosas del lugar, las iba a abandonar, decidido a visitar la cara oculta de su musa tan amada. Estas comenzaron a llorar, porque ninguna quería que se fuera abandonandolas, dejandolas en soledad y decidieron abrazarle una vez más, tanto se quisieron acercar que en su abrazo los espinos se le fueron clavando, tanto le deseaban que no se abrieron y sin darse cuenta, en su abrazo le desangraban un poco más hasta que suspirando en su final una lagrima reposó en el lugar donde habría de descansar. Las flores comenzaron a llorar pero él ahora era feliz se había reunido con la luna y desde su altar cada noche observaba a las rosas que cada vez se abrían más bellas en su luto, para honrar su alma y limpiar su memoria.

"Las grandes pasiones son enfermedades incurables. Lo que podría curarlas las haría verdaderamente peligrosas."(Goethe)

"No hay rosa sin espinas."(Refrán)

Salu2

No hay comentarios: