Tras una nube sé escondía, mientras comenzaba a llover sobre sus mejillas. Las lagrimas resbalaban lentamente mientras sus ojos humedecidos intentaban expresar una sonrisa imposible, lo más parecido a ella que pudo mostrar fue una triste mueca. Sus labios contraidos expresaban quien era en ese momento, un guiñapo, una marioneta que solo se movía porque los hilos de la vida así le guiaban. Conocía su destino y se rasignaba a él. Se prometía cambiar, todos los días al amanecer, pero siempre acababa igual hasta que acabo consumido por sus propios sentimientos, muerto sobre el montón de escombros producidos por la muerte de su corazón, tras ser derruido por sus propios pensamientos, por la locura producido por ellos, ahogado en su propia melancolía, que había sido producida por la lejanía en la que se encontraba ella, por la lejanía en la que se encontraba de si mismo. Después de su propia muerte se dedicó a vagar, reconociendo sus propios restos como escombros de una vida que nunca fue, que nunca "sería" como él, algún día, deseo en sus sueños.
"Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella."(Aristóteles)
"En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano."(Camilo José Cela)
"Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo."(Platón)
Salu2
No hay comentarios:
Publicar un comentario