viernes, junio 04, 2004

Frágil

Hubo un tiempo en que los hombres eran libres de dirigir sus pasos, podían enviar su vida a donde quisieran siempre y cuando le pegaran un sello y le pusieran una pegatina con la palabra Frágil.
Ahora, él solo podía recorrer las calles ya desgastadas de su barrio, ver las cara arrugada del estanquero o quedarse durante horas observando una boca de riego maltratada por el tiempo mientras lentamente su vida se iba marchitando y se ahogaba en su propia melancolía.
Su único consuelo residía en inhalar grandes cantidades de aquel olor que, esquivo, se colaba por las comisuras de la puerta de la anciana que vivía a la vuelta de la esquina y que le recordaban su infancia cuando en su futuro estaba escrito que llegaría a ser un trilero en las fiestas municipales y no un viejo director de banco destinado a morir en su propia monotonía.

"Cuando uno se halla habituado a una dulce monotonía, ya nunca, ni por una sola vez, apetece ningún género de distracciones, con el fin de no llegar a descubrir que se aburre todos los días."(Madame De Staël)

Salu2

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