martes, junio 29, 2004

Involución

La luz mortecina de la mañana colandose a traves de las cortinas indicaba un día nuboso. Después del aseo de la mañana y de tomar un desayuno frugal salí a la calle donde aparte de esa escasez de luz nada se escapaba de lo normal. Me acerqué al quiosco donde compro el periódico habitualmente y tras ver como le regalaba un caramelo a un niño me aleje de allí. Todo era o parecía tan monótono como siempre, hasta que llegué al portal del señor Abundio el vagabundo, donde, la falta de su presencia física sentado a la puerta con su cartelito pidiendo unos céntimos para comer, me resultó extraña. Continué mi camino hasta que después de mucho observar descubrí un caos total en la ciudad. Pregunté a un transeunte por la razón de aquella caótica situación y las únicas palabras que salieron de su boca fueron.
- ¡El Apocalipsis!
Hacía mucho que no recordaba una situación parecida, que no oía esas palabras, por lo menos un par de semanas. Sin dejarme llevar por la histeria decidí llegarme hasta mi refugio anti-apocalipsis, cosa bastante normal por otra parte. Cuando llegué a él recordé que la riada de hacía un par de meses lo había dejado en ruinas. En ese momento y aguardando la llegada de fin me deje llevar por los nervios y comence una loca carrera siguiendo una trayectoria ciertamente extraña. Cuando me detuve para inundar los pulmones con unas asmáticas bocanadas de aire, dsecubrí que la pared en la que estaba apoyado era la fachada de mi casa y decidí introducirme en ella. Una vez entré en mi apartamento se hizo la paz, debida en gran parte al trabajo realizado por los técnicos de insonorización, y reanudé la lectura del libro que había empezado hacía un par de días. Me quedé dormido, cuando desperté los rayos de sol eran el claro exponente de un día soleado y una vez me asomé a la ventana descubrí, no sin asombro, que el mundo seguía girando sobre si mismo. Encendí la televisión y la noticia más importante era el exito del nuevo reality show mundial llamado Apocalipsis. Después de disertar conmigo mismo sobre la estupidez de los creadores de dicho programa me dirigí a mi trabajo donde descubrí que todos mis compañeros estaban encantados con el programa. En ese instante supe que el verdadero apocalipsis estaba cerca, que la raza humana estaba condenada a la muerte y di gracias a Dios por evitar que siguiesemos degenerando.

"Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz."(F. W. Nietzsche)

Salu2

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